4.10.11

"¿Realmente, más es más?..."



Coexistimos en un mundo empeñado en medirnos y compararnos. Parece que sea el legado más importante que recibimos, la cultura de la competencia y la dictadura del tener "más, ¡más!"... Sin saber primero quién eres y ante ello qué deseas. Vivir disfrutando de tu ser, siendo auténtico y respetuoso con tus principios e ideas.

¿Quiénes son tus padres? ¿A qué se dedican? ¿Cuánto tienes? ¿En qué zona vives? ¿De qué tamaño es tu casa? ¿Cuánto ganas? ¿Quiénes son tus amistades y qué lugares frecuentan? ¿Qué vendiste?,  ¿Qué compraste?...

Esas son algunas de las indestructibles preguntas que se nos hacen desde ese "entorno medible". TODO ACOTADO, TODO MEDIDO, TODO COMPARADO... Nos acostumbramos a creer que nuestro progreso es medible y comparable. Al evaluarnos, nos damos cuenta de que siempre somos "menos" de lo que quisiéramos ser y entonces ambicionamos "más"... Y cuando tenemos bastante, pretendemos todavía más. Y cuando obtenemos mucho, queremos más. Y cuando poseemos muchísimo, codiciamos más. Y nunca es suficiente. 

VIVIMOS EN LA TRAMPA DEL MÁS, MÁS, MÁS. 
SIEMPRE SUMANDO, SIEMPRE MIDIENDO, SIEMPRE COMPARANDO

En la sociedad actual, bien por la comparación con los demás, bien por las necesidades que se nos crean de tipo material e inmaterial, nadie consigue ser feliz. Siempre hay un último producto que comprar, una nueva posesión que obtener, un nuevo reto que conseguir. Nunca somos suficientemente guapos, listos o divertidos y siempre ambicionamos más, cosa que, por otro lado, también nos impulsa a mejorar, pero puede llegar a frustrar por la incapacidad de ser perfecto.

Pero hay algunos instantes en nuestra vida en que experimentamos la unificación con el mundo, y somos capaces de ignorar ese "universo medible". Por ejemplo, cuando vemos nacer a nuestros hijos o sobrinos, cuando nos abstraemos escuchando un concierto de música... cuando nos emocionamos y nos descubrimos en los ojos del otro... tal vez cuando contemplamos la inmensidad del océano o a belleza de un amanecer y también cuando logramos aquello que nos ilusiona y sentimos una plenitud que no tiene "dimensión"...

Ahí sí que no es posible compararnos y entonces experimentamos una especie de "satisfacción no medible"...

  ES LA MIRADA AL UNIVERSO DE LO POSIBLE*

Y no se trata de predicar la contemplación en contra de la acción; se trata, por el contrario, del equilibrio entre nuestra conexión con la vida, la confianza básica en ella y la capacidad para desear la abundancia (material y espiritual).
Es, en realidad, abrir nuestros ojos más allá de la dependencia de lo que tenemos hoy, para descubrir una nueva capacidad en el ver hacia delante... un universo de nuevas posibilidades... Es entonces cuando encontramos la inspiración para arriesgarnos a alcanzar nuevos horizontes y construir nuevas realidades...


"Somos un grano de arena, que se desarrolla y protege en este universo... Disfruta lo que el mundo trae para ti y vive siendo sólo tú... No asumas ningún otro rol, pues tu sola presencia ES POESÍA."